Me gusta que todo tú seas una revolución. Me gustan los subidones de adrenalina, el riesgo que corro a tu lado. El "carpe diem", el vivir al día.
Tienes las ideas claras y luchas por lo que quieres y, eso, también me gusta. Me gusta, además, que no te importe lo que los demás piensen, que vayas como quieras, donde quieras, con quien quieras y a hacer lo que quieras. Que la gente no te arrastre, que puedas ir contra el giro del mundo, y aun así no darte la vuelta. Eso, eso me encanta.
Me gusta como miras directamente a los ojos, con decisión, y como ves a través de los demás, lo bueno y lo malo, pero recordando sólo lo bueno.
Cuando estoy contigo, me gusta como brillas al hablar sobre justicia, sobre un futuro mejor, como te apasionas al hablar de romper las reglas para conseguir un mundo algo más humano. Me gusta como te sorprendes cuando te hablo de mis sueños, mis ilusiones, y ves que son menos superficiales de lo que esperabas, que no son tan diferentes a los tuyos.
Pero lo que más me gusta es la forma que tienes de hacerme sentir especial. Es muy diferente a la del resto, ya que no haces que me sienta especial para ti, si no especial en sí, en mí, como si toda yo pudiese con el mundo, como si no te necesitase a ti, ni a nadie más, y eso, quizás, me haga necesitarnos más.