lunes, 27 de julio de 2015

Si te tuviera frente a frente.

Si tuviera valor, cogería un avión y cruzaría el océano para decirte todo esto y deshacer lo que un día la distancia hizo con nosotros.
Si te tuviera frente a frente, me sentaría en el asiento del copiloto de tu coche, como solía hacer, y te pediría que parases en el descampado de siempre para contarte qué ha sido de mí y de ti conmigo. Te diría que ya no te veo en las noches de primavera cuando cierro los ojos y las lágrimas de mayo ya no caen sobre mis mejillas cuando anochece.
Si pudieras verme, te darías cuenta de que a esta poeta se le acabaron los versos un 8 de junio mientras la almohada se comía sus últimos gritos en forma de pareados. Verías que la inocencia se me cayó de las manos rompiéndose en mil pedazos, de los cuales novecientos noventa y nueve se perdieron al despedirnos.
Si estuviésemos cara a cara, te agradecería el haberme enseñado que la vida son dos días, y tardas uno en descubrirlo. Te daría las gracias por cada gesto que dejó, no por los suelos, si no a cuatro kilómetros bajo tierra a cualquiera de los que vinieron después de ti. Le pondría tu nombre a una estrella por cada noche en vela que pasaste a mi lado oyendo tu voz salir de mi teléfono, y tu suspiros que ahogaban llantos cada vez que decías un "te echo de menos".
Si pudiese caminar a tu lado de nuevo, recordaría como empecé a ser yo misma en el momento en que tú empezaste a aparecer a medianoche en mi jardín abrazando mis defectos y manías como si fueran las palabras más bonitas del diccionario de tus ojos. Te daría la mano y apretaría con la misma fuerza que me diste para seguir adelante sin ti.
Si fuese como tú, te llamaría y te pediría perdón por dejarte olvidarme, te admitiría que hoy has pasado por mi cabeza y has roto la cajita dónde te tenía guardado como si se tratase de un baúl de los recuerdos. Te hablaría de cómo me duele echarte de menos y no ser capaz de confesártelo, te confesaría que cada vez que sonrío de la forma que a ti te gustaba me cuesta encontrar las palabras para seguir hablando.
Pero como no soy tan directa como tú, ni puedo estar ahí, ni te tengo frente a frente, ni hay futuro posible para mí contigo, sólo dejo que lloren una vez más los versos de esta poeta que estaba muda sin ti.