Tengo tanto que decir aún
y tú tienes pocas ganas de escuchar.
No te pido ni que pidas el perdón
que yo voy a pedir.
Ni me des las gracias
que yo te di mil veces
y te volvería a dar.
No pido
ni una palabra
si no la quieres decir.
Sólo pedía prestados
tus oídos
por un rato.
Pero entendí
que una conversación
se puede dar sin palabras.
Y tu parte
se resume
en que siempre
te dio todo igual.
Y ahora no iba a ser diferente.
Ojalá quieras a alguien
la mitad de lo que te quise yo
y eso te haga
la mitad de feliz que me hizo a mí.
Ojalá algún día sonrías
al acercarte a una boca.
Ojalá te despiertes
y no puedas parar de mirarla
y digas:
"es ella".
Ojalá te lances al vacío
sin pensar en el impacto,
y ojalá te salga bien.
Ojalá sientas tan fuerte
como yo sentí
y a ti te funcione.
Ojalá te pase
lo que no te pasó conmigo.
Y ojalá no vuelvas a cometer el mismo error
de no atreverte a sentir.
Porque vendrá otra mejor que yo
que quizás no te espere.
Vendrá otra mejor que yo
y la verás volar delante de tus ojos,
y quizás algún día llores por ella,
como yo lloré por ti.
Y, ese día,
desearás haber arriesgado todo.
He encontrado calor
en otra piel.
He vuelto a sonreír
con sólo sentir una mirada.
He conseguido
recomponerme
con mucho amor.
Pero no te voy a olvidar.
Ni te olvidé ayer,
ni te olvidaré mañana.
Pero al menos hoy
sé que esto es el fin.
Porque hay quién merece mis ganas
y no las tiene.
Y tú las tenías todas
pero nunca creíste merecerlas.
Y por eso acabo aquí
con esta historia.
Que fue bonita,
mientras duró.
Y ya no quiero
que dure más.
Hoy te dejo atrás.