No necesito a nadie
para desplegar mis alas,
aunque a veces pesen
o se queden atrancadas.
No necesito a nadie
para llegar a la cima.
Yo camino,
yo escalo,
yo me abro la senda
por la que quiero ir.
No necesito a nadie
para sentirme completa,
pues noto cada una de mis piezas,
siento el encaje,
no me falta ninguna.
Conmigo me basta
para armar el puzzle.
No necesito a nadie.
Deja el cucharón tranquilo
que,
en esta vida,
yo me sirvo sola.