sábado, 17 de junio de 2017

Gravedad.

El tiempo pasa.
Es algo de lo que todos
y todas
somos conscientes.
Que el tiempo pase
sólo implica una cosa;
cambios.
Cambios en la vida
en general.
Cambios en el corazón
y en la cabeza,
en los sentimientos,
en las reacciones,
en las ideas,
en lo que creemos,
en lo que odiamos,
en lo que queremos
y, sobre todo,
en lo que soñamos.

Siempre diré
que lo que diferencia al ser humano
del resto del universo,
es la capacidad de soñar.
Y eso nos hace libres,
al menos por dentro.
Ahora estás aquí
y, en un milisegundo,
estás en otra parte
a bordo de un sueño.
Por eso es curioso
cuando los sueños cambian.
Soñar es como encender tu motor,
y cuando cambias de combustible...
De repente es raro.
Todo es extraño,
como que lo que antes encajaba
ya no encaja.
Todo estaba ordenado en tu vida
y de un momento para otro
hay un completo desastre.
Pero, repito,
son consecuencias
del paso del tiempo.

Lo bueno que tienen los sueños
es que algunos están ocultos.
Esos nunca cambian;
no puedes cambiarlos
si no sabes que los tienes.
Y, cuando los descubres,
son tan fuertes
y están tan acostumbrados a resistir,
que es imposible deshacerte de ellos.
El tiempo ha dejado muchas secuelas en mí,
cambió muchos sueños,
me hizo tomar el timón y cambiar el rumbo,
que llevaba completamente equivocado.
Pero, al final, descubrí un sueño oculto,
que sé que no va a cambiar.

Hoy tengo claro,
clarísimo,
que tengo sueños demasiado grandes,
a veces hasta me asustan.
También tengo claro
que los voy a cumplir.
Lo tengo muy claro.
Tengo claro que mis sueños
incluyen distancia,
tiempo,
esfuerzo,
irme
y llegar.
Tengo claro que mis sueños
incluyen, muchas veces,
soledad.
Al menos física.
No sé cuáles son vuestros sueños,
pero mis sueños incluyen
que los cumpláis.
Tengo clarísimo
que daría muchos de mis sueños
para que cumplieseis los vuestros,
y veros, a pesar de todo,
sonreír,
pero esa sonrisa sincera
que merecéis,
no esas sonrisas de mierda
que os saca cualquier imbécil
que no os merece.
Claramente mis sueños incluyen
veros en veinte años
sin remordimientos,
sabiendo que habéis vivido
y no sólo existido,
que habéis amado
y no sólo deseado,
que os habéis apasionado
y no sólo encaprichado,
que habéis sentido
y no sólo pensado.
Mis sueños, obviamente,
incluyen saber que sois felices.

Porque mi sueño oculto,
el que cambió la mitad de los demás,
es que pase el tiempo que pase,
cambien los sueños que cambien,
el mundo siga girando a nuestro favor,
que el centro de la tierra tire de mis pies.
Que una fuerza me arrastre
hasta traerme al lugar
que no es ninguna parte
pero es dónde quiero estar...
con vosotras, como siempre.

Que empiece a actuar la gravedad.

martes, 6 de junio de 2017

Llegar.

Para Ari, porque yo también sé lo que es llegar.

Sé que es duro y será complicado,
que las despedidas duelen
y la impotencia de estar lejos de los tuyos
sin ser capaz de cambiarlo
es de los peores sentimientos.
Sé que te sentirás extraña,
soñarás despierta,
llorarás en silencio justo antes de dormir
y no querrás ayuda ni consejos de nadie.
Sé que sabrás lo que es soledad,
lo que es rechazo
y lo duro que es sentir que no alcanzas nunca el punto
de ser una más.
Sé que tienes ganas,
pero tratarán de derrumbarte;
que sueñas alto,
pero te harán volar bajo;
que no entenderás,
que te decepcionarán,
que querrás tirar todo por la borda,
que sentirás que no ha valido la pena.
Pero, en ir y venir soy experta, 
y créeme: siempre la vale.
Sé que la vida es hermosa, 
pero también puede ser muy perra,
que no todo sale siempre según lo planeado,
que no siempre
depende
de ti.
Sé que te caerás,
que tropezarás,
pero nunca,
(y lee bien)
nunca,
perderás.
Porque las personas como tú,
las de alma fuerte,
unas veces ganan
y otras aprenden.
Y también sé que cuando esto pase,
en los días en los que te toque aprender
a poner luz en un mundo negro,
yo seré tu apoyo,
tu abrigo, 
tu hogar.
Sé lo dificil que es marcharse
y lo imposible que es llegar.
Por eso quiero que sepas
que allá dónde esté yo
tendrás con quién contar.
Que allá dónde estés tú,
te iré a buscar,
y estaré ahí.
Sin nada que pedir, 
a veces sin nada que dar,
pero ahí.
Que no seré capaz de matar a todos los gigantes
que intenten pisarte,
pero,
desde luego, 
te ayudaré a hacer fuerza para evitar el pisotón,
hasta que se rindan.
Porque lo haría con cualquiera,
pero esta vez es diferente.
Por primera vez,
siento que la sangre tira...
y quiero ser familia.