Carretera.
Ahora conduzco yo.
Ya no me parece que sea demasiada velocidad
cuando soy yo quién la excedo.
Odio cuando,
en el fondo de mis recuerdos,
te escucho cantar por detrás de la música
como si estuvieses a mi lado.
Tu voz resuena
y las canciones
que fueron nuestras,
vuelven a dejar
de ser tan sólo mías.
Dijiste que sería tu copiloto
siempre que quisiese,
pero se nota que cambiaste de idea
y ahora navegas solo.
La vida pirata es la vida mejor.
Nunca pensé que diría eso,
igual que no pensé que lo escucharía
en ese tema día tras día
para sentirme cómoda al volante.
Era tanto,
tanto,
tanto...
Te quise tanto.
Y hoy me noto tan diferente.
Me reconstruí de las ruinas
que dejaste.
Y me noto helada.
Ya no sufro por nada.
No sé cómo lo conseguiste.
Que nunca tuve ganas
de no haberme cruzado con alguien
hasta hoy.
Que nunca me sentí tan poca cosa,
tan poco importante,
tan poco valorada,
tan insignificante.
Que siendo tanto,
tanto,
tanto,
gracias a ti
no quedó
ni un solo poquito.