martes, 23 de noviembre de 2021

Mentiría.

Mentiría si te dijera

que podría pasar cien días sin hablarte

y no estaría pensando en ti 

cada puto minuto de los cien días.


Mentiría si te dijera

que no tengo mil cosas más importantes que hacer,

que atender,

que vivir,

que soñar,

y que no las cambiaría todas

por hacerte sonreír.


Mentiría si te dijera

que todo sigue igual

a lo que era antes de ti,

que no ha cambiado nada,

que soy la misma,

que percibo lo mismo,

que siento de la misma forma.


Mentiría si te dijera

que quiero seguir caminando sola,

que serás alguien pasajero

y que te puedo olvidar.


Pero

(no sé si es suerte o desgracia)

yo no sé mentir.

Y por eso hoy te digo

que te quiero siempre en mi vida,

a la que le has dado la vuelta.

Y que,

con tal de hacerte sonreír,

te dejaría escritos cien poemas

por cada día que estuviese lejos de ti.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Prioridades.

Hay miles de cosas

que me dan felicidad.

Unas pocas

que necesito.

Y contadas

sin las que no podría vivir.

Quizás no sabes todavía mis prioridades,

porque aún las estás descubriendo.

Te explico:


Entre las primeras

cuento escuchar historias

de personas felices,

tocar la guitarra y cantar a gritos.

observar cuadros abstractos

y leer poesía desordenada,

correr por el monte

e inventarme un juego absurdo

con cualquier cosa que tenga alrededor.


Las segundas

incluyen cogerme un avión de vez en cuando,

escuchar un acento diferente,

que el aire se respire diferente,

poner el pie en un lugar en el que no estuve nunca.

Acampar en medio de un bosque

lleno de ruidos de animales.

Salir a respirar sola

cuando estoy en medio de mucha gente,

olvidarme del paso del tiempo

y mucho café por las mañanas

cuando no puedo dormir bien.


Y las terceras...

las terceras son contadas.

Son esas que esperas hacer toda la vida.

Porque sin ellas,

no tiene sentido.

Aunque no tengas lo que simplemente te hace feliz,

o lo que realmente necesitas,

si tienes estas cosas imprescindibles,

no hace falta nada más.

Escuchar a mi gente reír a carcajadas,

una partida de cartas con la familia,

y, desde que apareciste,

también despertar a tu lado.


Y ojalá que ninguna de esas

me falte nunca.