Hay miles de cosas
que me dan felicidad.
Unas pocas
que necesito.
Y contadas
sin las que no podría vivir.
Quizás no sabes todavía mis prioridades,
porque aún las estás descubriendo.
Te explico:
Entre las primeras
cuento escuchar historias
de personas felices,
tocar la guitarra y cantar a gritos.
observar cuadros abstractos
y leer poesía desordenada,
correr por el monte
e inventarme un juego absurdo
con cualquier cosa que tenga alrededor.
Las segundas
incluyen cogerme un avión de vez en cuando,
escuchar un acento diferente,
que el aire se respire diferente,
poner el pie en un lugar en el que no estuve nunca.
Acampar en medio de un bosque
lleno de ruidos de animales.
Salir a respirar sola
cuando estoy en medio de mucha gente,
olvidarme del paso del tiempo
y mucho café por las mañanas
cuando no puedo dormir bien.
Y las terceras...
las terceras son contadas.
Son esas que esperas hacer toda la vida.
Porque sin ellas,
no tiene sentido.
Aunque no tengas lo que simplemente te hace feliz,
o lo que realmente necesitas,
si tienes estas cosas imprescindibles,
no hace falta nada más.
Escuchar a mi gente reír a carcajadas,
una partida de cartas con la familia,
y, desde que apareciste,
también despertar a tu lado.
Y ojalá que ninguna de esas
me falte nunca.
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