Nunca tuve el valor de ir hasta allí.
No tuve el valor de decirte adiós.
Supongo que no soy tan valiente
como la gente piensa.
Las personas que me conocen
saben que no soy tan fuerte.
Que mi capa de seguridad
es un cristal tan frágil
como el de una copa de vino.
Aún así,
la mantengo.
Hasta que se rompe,
parece sólida,
y esa ilusión me protege.
Nunca tuve el valor de enfrentarme
a las lágrimas.
Te veo en cada esquina,
y no tengo el valor de dejar de hacerlo.
Dicen que sólo se va
quién se olvida.
A veces,
me siento culpable
porque quiero que te vayas.
Porque me duele más vivir viéndote
que dejarte ir.
Pero entiendo que no está en mi mano
romperme el corazón a mí misma.
Ya han pasado muchas lunas
y ninguna me ha hecho dejar de imaginarte
en cada estrella.
Incluso en las noches
menos despejadas,
tú no dejas de brillar.
Como lo hacías cuando estabas aquí.
Siempre serás la luz de nuestras vidas.
Pase
el tiempo
que pase.
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