lunes, 21 de junio de 2021

Tu batalla.

Me comen mis propios demonios.

Y me abrazan

brazos nuevos.

Y no siento nada.


Lloro de madrugada.

Y me llaman a las tantas.

Y dicen que todo va bien.

Pero no me calma.


Sonrío de forma triste.

Y sonríen otros labios a centímetros, 

y me hacen sonreír,

porque sé que es lo esperado.

Aunque no me late el pecho,

no me late como antes.


Noto otros dedos

acariciándome el hombro.

Y no me sanan.


Porque me despierto por la mañana

y,

si no te veo a ti,

no se me cierra la herida,

no se me vuelven las ganas.


Aunque vea otros ojos claros,

aunque sienta calor,

aunque sienta paz...

a veces daría todo

por sentir tu frío

y tu batalla.

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