Cojo el lápiz
para borrar los últimos versos.
Vuelvo a ser dueña de mí.
Me siento.
Me busco.
Me encuentro.
Todas las páginas malgastadas,
se rompen ahora en pedazos.
No voy a permitirme
volver a dudar de mí:
eso es un privilegio estructural.
Porque una vez duda
alguien como yo,
el sistema es una apisonadora.
Así que camino.
Porque alguien tenía
que caminar.
Y no vas a ser tú
quién me diga que no empiece.
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