martes, 12 de octubre de 2021

Llovizna.

Prometí no volver a escribirle a nadie

pero hay personas que,

en mente de poeta,

sin querer

se hacen poesía.

Y no soy nadie

para tirar las palabras.


Y llevas creando versos

en mi cabeza

más tiempo del que puedo admitir.


No fue instantáneo

como el primer relámpago de una tormenta,

ni fugaz,

como una estrella en noche despejada.


No fuiste ni tormenta,

ni calma.

Fuiste una noche de lluvia tenue,

la que te cala los huesos.

La que no parece tan buena noche

pero, 

a medida que pasan las horas,

no quieres dejar de escuchar

el sonido de las gotas tocando en tu cristal.


Así fuiste. 

Y me encanta la lluvia,

pero me enseñaste que no siempre

tiene que venir con una tormenta.

Que no siempre necesito calma

cuando por dentro exploto.

Necesito las melodías del agua.


Qué suerte que llovieras.

Y que me guste como suenas.

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