miércoles, 28 de octubre de 2020

Cobarde.

A carcajadas.

Miro esos ojos azules
y siento paz.

La que nunca sentí
ni sentiré
contigo.

No paro de reír.
Me siento viva.

Como nunca me sentí
ni me sentiré
contigo.

Con él acabó hace tiempo
el amor
pero quedó la paz,
la vida,
quedó la locura.

Que no me dejaste sentir
ni quisiste sentir
conmigo.

Y ahí me doy cuenta
de que nunca
te atreverás a nada.

Porque sólo el cobarde
deja incertidumbre,
desgana,
cordura.

La cordura es de cobardes,
ahora te lo puedo decir.
La cordura es una mierda.
Quédate con ella.

domingo, 25 de octubre de 2020

No preguntes.

 Estoy harta de preguntas

de mierda.


No me vuelvas a preguntar

qué tal estoy

si sabes que bien,

pero mal

cada vez que preguntas.


No me preguntes

si te necesito

porque sabes que sí

pero me fuerzo 

a que no.


No me preguntes nada,

no me preguntes

por otro

porque lo hay.

Y no te va a gustar.


No preguntes, 

mejor,

como te estoy olvidando

porque no lo estoy haciendo

pero parecerá que sí,

buscando en otra boca

lo que no encontré en la tuya.

Y juro

que no

te va a gustar.


Así que,

si tienes dudas,

ahórrate las preguntas.

Porque habrá más,

alguno que me haga olvidarte

y no necesitar a nadie...

y quizás deje de estar mal

cuando escuche tu voz.

Y cuando llegue ese momento,

digas lo que digas,

vas a desear 

no haber preguntado.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Último renglón.

Escribí muchas cosas
sobre ti,
sobre mí contigo,
sobre lo que sentí por ti,
sobre lo que te quiero,
lo que te quise,
lo que quería quererte a futuro.

Por primera vez
decidí quedarme.
Por primera vez
me sentí segura.
Por primera vez,
sabiendo que era un despropósito,
me propuse abrazar la calma.

Y ahora,
ante esta pantalla
blanca
que me pide escribir más,
siento que se acabaron
las primeras veces.

Que tengo que volver a ser yo:
yo independiente,
sin nadie más.
A volver a escribir sobre mí,
para mí,
sobre lo que me quiero,
lo que no me quise,
y lo que espero quererme a futuro.

Hoy escribo
el último renglón
de una carta que algún día vi
infinita.

El último renglón
que podría decirlo todo,
que podría dar las gracias,
decirte que todo lo vivido
no lo cambiaría,
que podría hablar de lo que aprendí,
de lo feliz que fui
y de que siempre sonreiré al recordarlo.

Pero no.

Dice 
sólo
adiós.

lunes, 12 de octubre de 2020

Promesas.

 En tu memoria

prometimos cuidarnos.

Hoy cuidé de ella.

Porque lo habrías hecho tú.

No creías en el cielo

pero sé que,

desde dónde quiera que estés,

moviste los hilos

para que yo estuviese allí.

Y la cuidé

porque lo habrías hecho tú.

También en tu memoria

cumplí mi promesa.

Te fuiste,

pero estás en nosotros.


viernes, 9 de octubre de 2020

¿Y yo qué soy?

Eres aire.

Se hace difícil respirar

en una sociedad tan contaminada.

Te miro

y eres aire.

Porque luchas.

Porque defiendes.

Porque te importa.

Eres aire fresco

en medio de un mundo de humos.


Eres tierra.

Pongo los pies en el suelo

si me aprietas la mano.

"Nere,

¿qué habíamos hablado?"

Y yo siento

la suela de mis zapatos

marcada en tierra firme.

Cuando todo se tambalea,

tú permaneces con fuerza

sin una sola grieta.


Eres agua.

Aprendiste a fluír.

Te cuesta a veces

solidificar las ideas.

Te vuelves hielo cuando te asustas.

Te haces vapor y desapareces

cuando no quieres

que te encuentren.

Brava como un tsunami

y libre como un río que corre.

Das esa paz

de quien mira su reflejo

en un lago cristalino

y comprueba que,

a pesar de todo,

sigue viva.


Y eres fuego.

Porque enciendes al resto

de una manera

que es sólo tuya.

Pones tu chispa

en cada corazón que tocas.

Quemas lo que duele

y reinventas sonrisas

a partir de las cenizas

de lo que ya no vale.


Podrías ser un elemento,

pero decidiste serlos todos.

Porque podías.

Porque si algo eres 

es capaz.

Capaz de incendiar el mundo,

capaz de salir a flote,

capaz de volar 

y capaz de aterrizar.

A veces se te olvida,

así que escribí esto

para que también

seas capaz de recordarlo.