Eres aire.
Se hace difícil respirar
en una sociedad tan contaminada.
Te miro
y eres aire.
Porque luchas.
Porque defiendes.
Porque te importa.
Eres aire fresco
en medio de un mundo de humos.
Eres tierra.
Pongo los pies en el suelo
si me aprietas la mano.
"Nere,
¿qué habíamos hablado?"
Y yo siento
la suela de mis zapatos
marcada en tierra firme.
Cuando todo se tambalea,
tú permaneces con fuerza
sin una sola grieta.
Eres agua.
Aprendiste a fluír.
Te cuesta a veces
solidificar las ideas.
Te vuelves hielo cuando te asustas.
Te haces vapor y desapareces
cuando no quieres
que te encuentren.
Brava como un tsunami
y libre como un río que corre.
Das esa paz
de quien mira su reflejo
en un lago cristalino
y comprueba que,
a pesar de todo,
sigue viva.
Y eres fuego.
Porque enciendes al resto
de una manera
que es sólo tuya.
Pones tu chispa
en cada corazón que tocas.
Quemas lo que duele
y reinventas sonrisas
a partir de las cenizas
de lo que ya no vale.
Podrías ser un elemento,
pero decidiste serlos todos.
Porque podías.
Porque si algo eres
es capaz.
Capaz de incendiar el mundo,
capaz de salir a flote,
capaz de volar
y capaz de aterrizar.
A veces se te olvida,
así que escribí esto
para que también
seas capaz de recordarlo.
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