Puertas abiertas,
sonrisas a punto,
manos tendidas
a quién no tiene cómo agarrarse.
Pies en la tierra
y vista en las nubes.
Cultura del corazón
en medio de una historia de sangre,
lucha en las venas
y bondad en las pupilas.
Sin posesiones,
poseer la capacidad de compartirlas.
Ser querido para querer,
aprender para enseñar.
Abrazos sinceros
que gritan "casa".
Como un pilla-pilla
que me recuerda que debo soñar más.
Calor y frío,
según necesidad.
Tiempo encontrado
en cada objeto que se perdió
por el camino.
Familia que da la espalda,
no es familia.
Familia que acoge
es hogar.
Escucho palabras de bienvenida
al final del pasillo,
el pasaporte queda guardado:
aquí,
soy una más.
¿Cómo agradecer tanto
en lengua desconocida?
Menos mal que aprendí
que "gracias"
se dice con los ojos
en cualquier parte del mundo.
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