sábado, 19 de septiembre de 2020

Silencios.

Llevo días escribiéndote

para soltar lo que siento

cuando no te puedo hablar 

y, ahora que puedo hablarte,

me quedo sin palabras.


Siempre tuve qué decir

y ahora me enredo en tus silencios.

Callo y deseo escucharte

sin decir absolutamente nada

por toda una eternidad.


Me gusta escucharte también cuando hablas.

Cuando cantas más alto de lo que piensas.

Cuando te quejas con voz de niño pequeño.

Cuando te ríes después de hacerme rabiar.


Las pequeñas cosas que han logrado

que yo cierre la boca

y calle.

Siempre hablé de más

para impresionar,

para sentirme segura,

para romper incomodidad,

para no escuchar lo que no quiero escuchar.

Y ahora callo.


Y te oigo,

y te escucho,

y me sorprendo a mí misma

amando,

de repente,

la calma.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Cerrojos.

Estoy buscando de nuevo
en un lugar dónde nunca encontré nada.

Descubro nuevos caminos,
quiero cerrar el paso al lugar
de dónde vengo.

Pero no puedo.

Y veo otros ojos
y quiero mirarlos
y sentir algo
y querer quedarme en ellos.

Y no quiero.
Es que no quiero quedarme.

Porque no me valen
los ojos que miré antes,
ni los que miro,
ni ninguno de los que podría mirar
a mi alrededor.

No me vale nada.
Nunca me había pasado
pero no
me vale
nada.

No sé por qué
te atravesaste
y juro
que no
buscaba nada
hasta que te vi
y desde entonces 
sólo te encuentro a ti.

Y hoy quiero cerrar la puerta.
Porque no me encuentras.
Porque no me buscas.
Y yo no quiero encontrarte más
sin buscarte.

Así que cierro
con llave
para no volver a salir
a chocarme contigo
en cualquier esquina.

Cuando está claro
que esos ojos
en los que me pierdo
ni siquiera
me van
a mirar.

martes, 15 de septiembre de 2020

Un buen día.

Hoy ha sido un buen día.

Por nada en especial.

Me apetecía contártelo.
Sin más.
Como siempre.
Por contarte algo.

Me desperté
medio contenta,
medio con ganas,
medio sin tristeza
en el cuerpo.

La otra mitad
ya la trabajaremos.

Pero ha sido un buen día.

No porque todo haya salido bien.
Pero porque tampoco ha salido mal.

Con calma.
Analizando.
Aceptando.
Y sobre todo,
dando.

Recibiendo sonrisas
de vuelta.

Todo vale la pena
si tienes a quién hacer feliz.

No todo ha salido bien,
pero ha sido un buen día.
Me he acordado de ti
y aún así no ha ido tan mal.

lunes, 14 de septiembre de 2020

3 a.m.

No puedo dormir.

Son las tres de la mañana

y me acechan mis demonios.


Estoy cansada

de agotarme mentalmente.


Ya

no

doy

más.


Intento hacerlo bien,

lo prometo.

Pero lo hago mal,

sin querer.


Al final del día,

todo lo hago mal.


Hago daño,

me hago daño,

no soy buena

para nadie.


No

puedo

más.


Por mucho que lo intente

me lloran los ojos,

me grita el silencio,

me late de más el pecho.


Y no puedo más.

Profecía autocumplida.

Me acostumbré
a tenerte cerca.

A no acostarme sin oír tu voz.

Me acostumbré a ganar
cuando nunca quise
acostumbrarme.

Lo dije desde el principio.

Porque todo acaba,
porque siempre pierdo.

Porque no sé ganar
y otra vez me quedé atrás.

Ya lo sabía...
y me acostumbré.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Buenas noches (II).

No pensaba escribir

una continuación

a este completo desacierto

de escribirte

cuando no me lees.


Pero hoy compruebo

aquello que dije

del querer.


Que es estar

en los silencios

y querer que todo

vaya bien

cuando se separan los caminos.


Porque ojalá hoy

también sean buenas noches

sabiendo 

que no son conmigo.


Es la mínima paz

que creo que mereces.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Aunque así sea.

Aunque no te vea,
aunque no me escuches,
aunque no parezca
que estoy.

Aunque lea entre líneas
tus mensajes tímidos,
pero no responda.

Aunque te despiertes
y me eches de menos,
pero no tengas valor
para llamarme.

Aunque tus ojos 
estén tristes
y te preguntes
cómo estarán los míos
porque no lo puedes
siquiera
comprobar.

Aunque pasen horas
y yo no me digne
a dar señales
y tú sientas
un te quiero 
en la garganta
que se quiere
escapar.

Aunque no te vea,
aunque no me escuches,
aunque el tiempo marque
con óxido tu voluntad.

Aunque no sepas si merece la pena.

Aunque creas,
de hecho,
que no.

Aunque todo vaya en contra...
cuenta conmigo.
Aunque me vaya,
nunca me voy.

martes, 8 de septiembre de 2020

No te vas.

El sol quiere esconderse.

Supongo que yo también.

Mis miedos hablan
y hacen que yo esté callada.

"No te alejes de mí"
pienso.
Pero no puedo pedirte eso.

De hecho,
hazlo si quieres.
Hazlo y será más fácil. 
Hazlo y todo esto
no habrá pasado.

Pero no quiero.
No pienses que quiero.
Sólo no sé.
No sé aceptar
que no te quieres ir.

Desnudo mis verdades.
Tus ojos miran al suelo,
pero no cambia tu expresión.
Nada cambia.
Quizás no es nada nuevo,
quizás ya las conocías.

Me miras,
no te escapas.
No es nada nuevo,
ya habías decidido quedarte.

No entiendo...
Lágrimas.
Aprietas.
Estoy segura.
No entiendo nada,
pero estoy segura.

No te vas.
Es hora de acostumbrarme
a verte permanecer.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Movimientos.

Sonríeme.

Sabes que me encanta.

Por eso te miro todo el tiempo,
a ver si así no me pierdo
la fugacidad con la que asoman
tus sonrisas.

Sonríes como un niño
a punto de hacer 
alguna travesura.

Y guiñas el ojo izquierdo
para afinar la puntería,
mientras en tu mente te aseguras
de que vas a volver a ganar.

Disimulas cuando vas a hacer algo
que no tiene ninguna lógica.
No quieres que te vea
saliéndote de lo que tiene un sentido.
Así que te haces el cuerdo
para hacer un poco el loco.

Mueves mucho las piernas
cuando te pones nervioso
porque algo no está saliendo
como planeabas.
Y yo intento cambiar de argumento
para darte calma,
hasta que veo como te quedas quieto
y vuelves a sonreírme.

Y juro que cuando veo esa sonrisa
todo me vale la pena.
Y me siento pequeña
para la marea que se levanta
dentro de mí.

Pero me abrazas,
apretando muy fuerte,
como haces siempre.

Y,
por primera vez en la vida,
dejo de temblar.